Jean-Baptise Grenouille es un chico que ha vivido de todo, desde el momento de su nacimiento su madre creyó que había nacido muerto (al igual que sus otros hermanos) y decidió dejarlo morir entre las tripas de pescado, pero su llanto hizo que lo encontrarán y su madre fue condenada a la horca.
El niño Grenouille fue llevado de nodriza en nodriza, pues no encontraba su lugar, hasta encontrar a Madame Gaillard. Se crió en un orfanato lleno de huérfanos que no lo querían porque les parecía raro. Grenouille creció y conoció el mundo a través de su nariz, era un atributo que nadie más tenía. Cuando Madame Gaillard se sintió amenazada por Grenouille, lo mandó a trabajar con un curtidor de nombre Grimal. La nodriza, por su parte, murió sola y con gente mirándola. Aprendió muchas cosas sobre el cuero y se forjó como un hombre recio y soportó muchas enfermedades mortales. Lo creían un monstruo por su fealdad y su “extrahumana” resistencia.
Hubo un momento en que Grenouille descubre una fragancia que jamás querrá olvidar, es la de una muchacha a quien estrangula con el fin de no perderse ni un poco de su fragancia. Era la fragancia perfecta, la que no había olido jamás.
Un día, Grenouille conoce a Baldini, el mejor perfumista de París, y al sorprenderlo con su habilidad olfativa, este decide “comprarlo”. El muchacho aprende del arte de las fragancias pero le entristece el hecho de que las fragancias solo se pudieran sacar de las plantas. Un día Baldini le confiesa al muchacho que él nunca ha inventado un perfume, que uno lo heredó y otro lo compró. Baldini le da una carta de recomendación a Grenouille y éste se va a Provenza a conocer más sobre las fragancias. Baldini muere en un derrumbe en su casa y nunca cumple sus sueños.
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